La alimentación que sigue cualquier persona es un factor que influye, en gran medida, en el estado de salud de la misma.
En la mayoría de las ocasiones que pensamos en el efecto que va a tener un determinado alimento en nuestro cuerpo, nos centramos únicamente en cuánto nos va a engordar, es decir, nos preocupamos únicamente del apartado estético sin caer que ese alimento va a ser descompuesto, y cada uno de sus componentes va a actuar en diferentes zonas y elementos de nuestro organismo, desde los visibles, como los depósitos de grasa, hasta los ocultos, como el sistema cardiovascular, circulatorio, o respiratorio.
Para darnos cuenta de la importancia que tiene la alimentación sobre el ser humano, y de hasta qué punto influye en el estado de salud del mismo, sólo debemos atender a las estadísticas que proporcionan diferentes organismos nacionales e internacionales:
- El 36,6% de la población española padece sobrepeso (Instituto Nacional de Estadística)
- El 13,7% de la población española tiene obesidad (Instituto Nacional de Estadística)
- El 39% de las personas mayores de 18 años a nivel mundial tienen sobrepeso (Organización Mundial de la Salud)
- El 13% de la población mundial mayor de 18 años es obesa (Organización Mundial de la Salud)
- El número de personas obesas en el mundo se ha triplicado desde 1975. (Organización Mundial de la Salud)
- El 26,3% de los niños españoles padece sobrepeso, y un 13% son obesos (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad)
- Cada año mueren en el mundo 2,8 millones de personas a causa de enfermedades consecuencia de la obesidad y el sobrepeso.
- El 50% de las muertes a nivel mundial tienen, como factor desencadenante o potenciador a la nutrición seguida por la persona fallecida. (Organización Mundial de la Salud)
- El 70% de las enfermedades que padece la población mundial tiene algún tipo de relación (directa o indirecta) con la nutrición seguida; entre las que se encuentran las enfermedades cardíacas y los cánceres. (Organización Mundial de la Salud)
- En el 75% de las consultas médicas aparece la nutrición como factor directo o indirecto relacionado con el problema o patología que ha originado la consulta. Por ejemplo, casos de hipertensión, diabetes, osteoporosis, anemias, problemas gastrointestinales, problemas de la piel; o casos más extremos como cáncer o embolias. (Organización Mundial de la Salud)
Después de conocer estos datos podemos ponernos un poco más alerta en cuanto a qué tipo de nutrición estamos siguiendo, y si nos estamos preocupando realmente sobre nuestro estado de salud más allá de contar con una figura estilizada.
Determinados compuestos de los alimentos, por sí solos, pueden llegar a generar complicaciones, pero en muchos otros casos es la propia persona la que cuenta con algún tipo de problema (congénito o generado con la edad), que puede verse agravado por el tipo de alimentación seguida si no se tiene un control.
Y, por supuesto, tampoco debemos olvidar que los problemas relacionados con la alimentación no se deben únicamente a los excesos, ya que la malnutrición y la desnutrición también generan serios problemas de salud, tanto a nivel mundial en las zonas más desfavorecidas, como a nivel nacional o en otros países desarrollados.
Profundizando un poco más en nuestra nutrición
A la inmensa mayoría de las personas nos gusta comer, y ello se debe principalmente al sabor que nos proporcionan los alimentos. Y es que el paladar es el principal factor que condiciona nuestra comida, ya que inevitablemente preferimos un sabroso plato hipercalórico o un rico dulce, antes que un aburrido hervido de patata, o una poco sabrosa pechuga a la plancha.
Por muy beneficioso que resulte ser un determinado alimento, si su sabor no es agradable, el hecho de comerlo va a ser más una obligación que un placer, pero debemos entender que nuestro cuerpo no es sólo el paladar, y que lo que en este punto resulta agradable, en el interior del organismo puede resultar muy perjudicial.
Afortunadamente, en las últimas décadas se ha reforzado la idea de seguir una alimentación más sana y saludable, evitando comprar alimentos que contienen ingredientes nocivos y buscando siempre lo más natural.
Y esta idea viene propiciada, evidentemente, por la comprensión de que se debe cuidar el organismo más allá de intentar conseguir eliminar las cartucheras. Cuando se pasa al siguiente nivel es cuando se habla de nutrición celular y molecular.
La nutrición celular y molecular
Hablar de nutrición celular es hablar de un concepto determinado relacionado con la alimentación que sigue diariamente una persona. En nuestro cuerpo contamos con multitud de órganos, los cuales están formados por miles de millones de células que van a necesitar nutrirse para poder realizar sus funciones de manera precisa y, con ello, conseguir que el organismo siga contando con un excelente estado de salud gracias al buen trabajo de los órganos que lo componen, y esto se puede comparar perfectamente con un sistema en el cual, cuando todo funciona bien no hay ningún problema, pero cuando se produce un fallo en uno de sus componentes, aunque el resto se encuentren perfectamente, el sistema dejará de funcionar a pleno rendimiento.
Un ejemplo que puede ilustrar bastante bien este concepto algo abstracto es el hecho de fijarnos en nuestra piel, la cual se compone de multitud de células. Para que una piel se mantenga joven, firme y con buen aspecto es preciso actuar sobre sus células, como bien indican, por ejemplo, muchas cremas anti-edad, las cuales contienen nutrientes que alimentan estas células previniendo su oxidación y, con ello, el empeoramiento de su aspecto. Y como estamos hablando de un sistema en el que todo está relacionado, podemos tener una piel extremadamente cuidada y, sin embargo, tener un problema en cualquier otro órgano que termine por manifestarse en la piel, ya sea en forma de sequedad, palidez, enrojecimiento...
Cuando ingerimos alimentos, estos son digeridos y asimilados por el organismo, de forma que los nutrientes que contenían esos alientos atraviesan las paredes celulares para ser aprovechados por las mismas y, así, poder realizar diferentes funciones vitales.
La nutrición celular se basa en fijarse en este aspecto, para poder seguir una alimentación que aporte diariamente los nutrientes necesarios, y en cantidad suficiente, para que las células puedan cumplir de forma efectiva sus funciones. Dentro de este aporte adecuado de nutrientes se incluye, evidentemente, el hecho de realizarlo de manera equilibrada, sin situaciones de abuso o de carencia.
¿Y a qué nutrientes nos estamos refiriendo? Por una parte, a los macronutrientes: grasas, hidratos de carbono y proteínas; y por otro lado, con gran importancia, a los micronutrientes: vitaminas y minerales.
¿Por qué es tan importante la alimentación?
Una pregunta tan sencilla se puede responder con una respuesta sencilla, como por ejemplo que comer es vital y absolutamente necesario para vivir, y que una mala alimentación llevará aparejada una mala calidad de vida traducida en debilidad y enfermedades.
Sin embargo, no hace falta comer poco para estar haciendo algo equivocado. En muchas ocasiones podemos pensar que estamos siguiendo una dieta sana y equilibrada, y, sin embargo, estar produciéndose en nuestro organismo interferencias entre los diferentes nutrientes que hacen que alguno de ellos no sea asimilado de la manera más efectiva posible. El resultado de esto es que aportamos al cuerpo algo que creemos correcto, pero que en realidad está produciendo un desequilibrio y, con ello, una deficiencia en el aporte de nutrientes a las células de nuestro organismo.
Seguir una dieta sin ningún tipo de cuidado o preocupación por saber que se está aportando al cuerpo, excesos de algunos elementos como el azúcar, sal, cafeína..., el seguimiento de dietas milagrosas y engañosas “con las cuales perderás 10 kilos en 2 semanas!!”, son también algunos ejemplos de malos hábitos que pueden llegar a afectar a nuestro organismo hasta alcanzar el nivel celular.
Tan importante es la alimentación que, como ya hemos comentado, está involucrada en una gran cantidad enfermedades y problemas de salud, los cuales al ser consultados con un especialista médico nos hace tratar a base de medicamentos. Mediante el seguimiento de una dieta mucho más equilibrada se evitará, en un primer momento, la aparición de la mayoría de problemas de salud relacionados con la misma, y en un segundo momento, el tener que recurrir al aporte de medicinas que pueden llegar a afectar a algunos órganos de nuestro cuerpo.
Otro problema habitual que se puede observar en la sociedad es el hecho de que muchas personas que desean adelgazar optan por la vía drástica de reducir considerablemente la comida durante una larga temporada. Este hecho va a producir dos cosas, una, una reducción de las calorías aportadas y que es lo único que tienen en cuenta las personas que se lanzan a ello; y dos, una reducción en los nutrientes aportados al organismo con todo lo que ello conlleva, es decir, falta de vitaminas y minerales, carencias que afectarán al correcto funcionamiento de nuestras células.
Principales situaciones erróneas que se dan en la alimentación de algunas personas
Desequilibrios en los niveles de sodio y potasio
Uno de los procesos que tiene lugar en las células es el de producir energía en forma de electricidad, la cual hace que multitud de otros procesos que tienen lugar en nuestro organismo se puedan llevar a cabo gracias al funcionamiento de los órganos.
Esta electricidad se genera por lo que se conoce como bomba de sodio y potasio, de forma que el sodio entra en el interior de la célula, y el potasio sale fuera hasta que se alcanza un equilibrio de ambos elementos. Como se puede suponer, un desequilibrio de estas cantidades producirá variaciones en las concentraciones dentro y fuera de las células.
Un exceso de sodio conlleva a un aumento de la entrada de agua en el interior de las células, y es lo que se conoce como retención de líquidos, además de favorecer la presencia de toxinas en su interior y de disminuir la capacidad de generar energía de la bomba de sodio y potasio.
Alteraciones en los niveles de calcio
A nivel celular, el intercambio de calcio también va ser un proceso necesario para el correcto funcionamiento del organismo. En este caso, el calcio es el responsable de que se produzca un intercambio entre el sodio y él mismo (el calcio). En condiciones normales, el calcio presente en el interior de las células es mucho menor que en el exterior de ellas. El mecanismo por el que tiene lugar este proceso es lo que se conoce como bomba de calcio.
Si los niveles de calcio dentro y fuera de la célula se ven alterados, se producen las temidas contracciones musculares involuntarias, o lo que es lo mismo, los calambres. Esto no solo va a tener consecuencias a nivel “externo”, ya que cuando esas contracciones se dan en músculos que rodean las arterias, se produce un aumento de la tensión sanguínea.
Alteraciones en los niveles de magnesio
Antes hemos hablado acerca de la importancia que tiene la bomba de sodio – potasio para la producción de la energía que permite la actividad celular de nuestro cuerpo. El magnesio va a ser un mineral que va a estar directamente relacionado con este proceso, ya que un déficit en el organismo provocará que la bomba de sodio – potasio pierda gran parte de su capacidad de trabajo.
A su vez, también es responsable de regular los niveles de calcio dentro de las células.
Aportes excesivos de azúcar
Muchos de los problemas de sobrepeso que se dan en los países más avanzados tienen como causa principal el exceso de azúcar en la dieta. Actualmente se están lanzando al mercado cada vez más productos alternativos libres de azúcar refinada, pero también sigue quedando gente a la cual su sabor no acaba de convencerles y siguen optando por los hiperazucarados productos más tradicionales.
Estos excesos propician la acumulación de grasa en el organismo, aumentan la probabilidad de acabar desarrollando diabetes de tipo II, interfiere en el aprovechamiento de otros nutrientes aportados al organismo ya que afecta al buen estado de las paredes celulares, y muchos alimentos de este tipo sustituyen a otros mucho más nutritivos y necesarios para el organismo, sirviendo como ejemplo la gente que mayormente bebe refrescos a lo largo del día, relegando al agua para esos momentos en los que no hay otra cosa a mano.
Necesidad de aporte de antioxidantes
Los famosos antioxidantes son un elemento del cual llevamos años oyendo hablar gracias a los beneficios que tienen para nuestro organismo. ¿Pero qué es oxidarse? Definiéndolo de forma entendible se trata de la muerte de las células que componen nuestro cuerpo, o de forma más entendible aún: envejecer.
La oxidación es necesaria e inevitable, ya que es gracias a este proceso a través del cual las células obtienen energía a partir del oxígeno. Este proceso crea los, también famosos, radicales libres, los cuales tienen efectos perjudiciales sobre el organismo ya que aceleran el proceso oxidativo celular. Además, existen otros factores que aceleran el proceso oxidativo, como el estrés, el exceso de actividad física, o determinados hábitos como fumar, beber alcohol, excesos de exposición al sol, el consumo de drogas...
Es aquí donde entran en juego los antioxidantes, ya que son los encargados de neutralizar esos radicales libres y de evitar (o minimizar) que se produzca esa oxidación extra de las células de nuestro cuerpo, permitiendo así que nos mantengamos en un mejor estado durante mucho más tiempo.
Aporte de elementos tóxicos y de toxinas al organismo
Después de hablar de los antioxidantes, es el turno de hablar de determinadas sustancias que producen los temidos procesos oxidativos, o que propician y aceleran su efecto; algo a lo que solemos referirnos como tóxicos y toxinas.
Los tóxicos son elementos aportados de manera artificial o externa a los alimentos, y que influyen de manera negativa en el normal desempeño de las células del organismo. Se incluyen los antibióticos, los metales pesados u hormonas; siendo nuestro organismo incapaz de procesarlos, o de hacerlo con mucha dificultad.
Una alimentación adecuada es aquella que aporte elementos que sea posible procesar para nuestro organismo, ya que en el momento en que se empiezan a incorporar estos elementos estamos produciendo un daño atacando a las células y disminuyendo su capacidad de regeneración.
Pescados en lata, alimentos en conserva, lácteos procesados... son algunos ejemplos de alimentos que consumimos habitualmente, y que añaden a nuestro organismo mercurio, bisfenol o antibióticos, entre otros.
Por otro lado, existen las toxinas, sobre las que debemos saber que no son solo algo ajeno a nuestro organismo, ya que nuestro propio cuerpo las genera constituyendo productos de desecho en los diferentes procesos que tienen lugar en él, como las digestiones o la producción de energía durante el deporte. Un ejemplo es el de la urea producida en el procesado de proteínas.
Por todo ello, va a resultar de gran importancia optar siempre por alimentos lo más naturales dentro de nuestras posibilidades, evitando aquellos con un gran trabajo de procesado, e intentando aportar una cantidad adecuada de antioxidantes, y de alimentos detoxificadores.
Déficit de nutrientes
Antes ya hemos hecho referencia al caso de personas que desean adelgazar de manera rápida y recurren a un corte drástico del aporte calórico diario, reduciendo también la entrada de nutrientes al organismo.
Pero este no es el único caso en que puede producirse este hecho, ya que alguien que coma mucho habitualmente, puede estar malnutrido. Esto ocurre cuando la dieta es pobre en alimentos de calidad, tales como frutas, verduras, legumbres y pescados, los cuales aportan una gran cantidad de vitaminas y minerales necesarios para el correcto funcionamiento del organismo, para que las células sean capaces de tratar con las toxinas que pueda haber en el cuerpo, para evitar la aparición de diferentes enfermedades o patologías, para poder contar con la suficiente energía en nuestro día a día o, en definitiva, para estar sanos.
La nutrición celular se basa, como ya se ha podido ver, de aportar todos y cada uno de los nutrientes necesarios, y en su justa medida, para que nuestro organismo funcione como un reloj desde el más mínimo nivel de todos, el celular.