Todos sabemos, ya por experiencia, que el ejercicio físico no sólo es beneficioso para los músculos sino también para nuestro organismo, los huesos, nuestros tejidos o ligamentos. Es un importante motivador, que nos lleva a valorarnos e incluso nos ayuda a combatir el estrés o la depresión. Estos son sólo algunos beneficios de los múltiples que se pueden dar a la hora de practicar deporte.
Pero ¿qué pasaría si no lo practicáramos y tuviéramos una hormona que actuara de la misma forma que si hiciéramos ejercicio habitualmente?
Nos referimos a la Irisina. Llamada así por pertenecer el término al griego por la diosa griega Iris la mensajera de los dioses.
¿CUÁLES SON LAS PROPIEDADES DE ESTA HORMONA?
Diversos estudios recientes de la Universidad de Harvard han investigado acerca de esta hormona y han extraído la siguiente conclusión. Cuando practicamos ejercicio desarrollamos la proteína PGC-1- alfa, a partir de la cual se desarrolla una hormona en nuestros músculos que al parecer va a ser muy beneficiosa para nuestro organismo.
Mayoritariamente esta hormona se va a utilizar como un potente quema grasas y además es plenamente eficiente para combatir tanto problemas de obesidad como la acumulación de azúcar en nuestro organismo.
Nuestro cuerpo se forma con tejido adiposo, también conocido como grasa mala, lo que puede conllevar numerosas patologías como elementos inflamatorios y problemas cardiovasculares. La hormona Irisina tiene la función de poder cambiar este tejido por uno marrón o grasa buena.
Recientes estudios se dieron en ratones revelaron significativos resultados. A través de inyecciones de estas hormonas, los ratones sedentarios y obesos fueron cambiando su metabolismo bajando considerablemente de peso. Además, estos ratones obesos mejoraron progresivamente los niveles de azúcar en sangre con lo que confirmaron ser muy beneficiosas para controlar la diabetes.
Como podemos observar, esta hormona nos abre un campo muy esperanzador al ser humano y, aunque todavía no se ha practicado con personas, se espera en los próximos dos años tener la solución de una medicación que incorpore esta hormona para bajar grasas y reducir la obesidad.
Farmacias y laboratorios ya están trabajando en esta clase de medicación.
Pues bien, una vez más vemos como la clave de la vida la tenemos en practicar el ejercicio físico de forma autónoma o con ayuda de entrenadores personales o profesionales para mejorar de forma mas rápida nuestro rendimiento y si ahora la ciencia nos ayuda debemos de aprovecharnos de ello para mejorar nuestra salud.